domingo, 23 de febrero de 2014

BABÍA

Todo un día de libros. 
Rueda la madrugada,
jadea. Te ausentaste
--ya sin palabras en 
la mente-- en la pared. 
Perentorio durar, 
definitivo. (Duerme 
tu pareja.) Cegado, 
tu impavidez registra
una espera de nadie, 
un alma que se fue. 

sábado, 15 de febrero de 2014

UNA FICCIÓN

Y después, qué. Probaste que sabías 
por medio de un poema. Hubo un silencio. 
Y nada más. Y destemplanza. (En torno, 
las cosas de tu casa. Una soprano, 
que canta a lo divino.) 
Desvalidez y resquemor. El tiempo, 
que te corroe, como siempre. Entonces 
percibiste esa sombra 
que bisbiseó, fugaz, que se gozó, 
secretamente, subrepticiamente 
(cómo decirlo; tus palabras, huesos), 
con tu exhibicionismo, la inconsciencia 
(ya no sabés cómo se escribe) que 
te gobernó, estos días --¡sos tan necio!--. 
Jactancia y vanidad. Y después, qué. 

miércoles, 12 de febrero de 2014

NIETZSCHEANA

¿Qué es la Verdad? Queríamos tener 
la papa, la razón 
que ordenara la vida, nuestros pasos, 
un principio de método 
que fuera garantía inapelable, 
un único criterio
probado, ganador. Pero, a la vez, 
que también constriñera 
a los demás a obedecernos: niños 
que se comportan: buenos.
A los que se opusieran se podría
calificar de necios 
para luego forzarlos, sin que hubiera
problemas de conciencia 
por nuestra parte. La Verdad: la máquina 
de ataque y de defensa 
más poderosa. Luego presentimos 
que era impostura, y truco,
y mimicry, y engaño: ineludibles. 
Y hoy andamos a los 
tumbos entre creyentes, y apostamos 
por la buena fortuna. 

lunes, 3 de febrero de 2014

PONGAMOS QUE HABLO DE MADRID

Yo tan notable, Píramo capaz 
de fintas y de ascensos, hay un Olmo 
que contribuye con 
estampas de ajo-puerro. 

Vos como Tisbe de los cuatro cirios, 
dromedario del Templo de las Hordas, 
marina refulgente 
migraña sin fe. 

Tengo pistilos duchos en sentir 
endechas y quebrantos; mis molares 
funden el queso egipcio 
que la abuela mercara. 

Tus comejenes, nido contumaz 
en que se esparce perorando ripios 
el tero de la noche, 
claman por simulacros. 

(Después, el resplandor 
de los buitres, el cero 
que se oxidó en la esquina 
de la arrogancia: palo de vagar.)